Se humedece mi alma de este fuego casto. Un caliente bramido sofoca y yacemos desnudos, sonrosados, sacudiéndonos las angustias.
El regazo de tus esquinas hila los labios del parque ceniciento. Las tres o las cuatro, en la torre solitaria, y el rosario de tus besos enciende las calles.
¡Ay, amor, tus ojeras se van agrandando desnudas de tristeza y transparencias! ¡Qué miedo! Sólo reman los suspiros en la fiesta de la antesala. Y ese canto dura más que tus alas en el desorden de sábanas y almohadas. Ahora, un largo silencio, un llanto y otra sangre que lastima la tapia blanquecina. Entre mi alma se escurre, por la lluvia, tras los cristales y sobre la amargura del aire…
Tu apetencia, al besarme, reflejada en el espejo de una Andalucía de muerte.
¡Que mis lágrimas corran!
El doble resuello de la aurora viene a encender las rosas. Tú, capitán de nadie, atado su cordaje con mi vida muerta. Eres como una boca llena de jazmín, de sol y pedernales; una suelta palabra de luz en la tarde... El aliento que la tierra exhala…
Han venido marchitos del recuerdo: la materialidad de lo infinito, la luna apuntillada, las caricias y el acostumbrado fragor… ¡Amor inexpugnable!, amor huido del campo risueño con un poco de lentitud y tristeza. ¡Reluce de suspiros tu melena de caracoles!
Noche oscura al borde de un camino; una música imposible y el oro muerto de la angustia de tu cuerpo rosado de Dafne escrita en la arena…Te secuestro…
Miles de estrellas pesan sobre tus ojos humedecidos de fantasmas.
Hoy mi pecho está reseco de mal humor, fatigado… y en las rondas manchadas de luna, mis ojos se embriagan de dolor…
A lo lejos, los rumores del hilo de Teseo, en el fondo callado del estanque que estorba el paso a las rústicas brisas y a las miradas
calientes...
Hendido por un rayo cortaré tus alas; arrancaré a muchísimas leguas el laberinto de tus callejas derretidas por amor, hombre abandonado en madrugada.
Conozco el misterio; mis ojos no lloran…
Cantan esa melodía preñada de estrellas y el ensueño habitado de pardos ruiseñores por la boca. Desde la corteza se repletan todos los árboles de lágrimas y cintas en su tibio regazo.
¡Medrosas tiritan y se estancan las miradas para ver el amor verdadero, el olvido mágico que todo se ha traído!
Copyright (C) Nora M. Peralta 2003-2009 Jazmín García by Norah Perlatt-Luis Guillón,Buenos Aires,Argentina.
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