21 abril 2009

De Alejandro Espinoza- La huella, la memoria: Au Revoir Papillon: 300 besos de mariposa, de Bibiana Padilla Maltos








III
No hay nada más íntimo que un beso de mariposa.
Es el contacto directo con la mirada del otro. El beso consiste en un acercamiento de los ojos, al punto que los párpados de uno y del otro queden tan cerca que éstos puedan “revolotear” juntos, como alas de mariposa. Un acercamiento donde se pierde todo campo de resistencia (menos intenso que el beso,pero más privado) y donde la presencia del otro se percibe con una total ausencia de separación. Uno logra tener contacto directo con el ojo de la otra persona, puede incluso perder noción del rostro que la acompaña, de ese otro –que puede ser el amante, el hijo, el amigo o amiga—y en un ejercicio lúdico se comunica toda una serie de implicaciones, mismas que tienen que ver, volvemos a lo mismo, con la impresión que queda en la memoria,en este caso, del momento íntimo, privado, personal.
Si hacemos a un lado el cliché de que los ojos son la ventana del alma, por lo menos podemos afirmar que sí son el receptáculo que expresa la mayor cantidad de emociones; silencioso, no como la voz, el ojo humano es un mundo en sí mismo. El sitio desde el cual experimentamos el mundo, un conducto que, idóneamente, sirve para internarnos en el pensamiento de los demás.




Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal, Compilador. Visual Narratives In North America.ON-TRANSIT. Narrativas visuales en Norteamérica.

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