Bestial abatimiento ocasionaste,
el de un dulce caballero a
su calmada doncella.
Una turquesa fue el cielo;
un incendio de cinabrio fatigado
que nos devolvía la juventud
cuando el destino se ubicaba
ahí, a nuestro lado.
Adorable estigma de la tierra,
yo tus costas llevaría como emblema...
Y en la turbada muerte de la noche
una isla abrazaría
en mis días de traición.
Y toda mi alma abatida
en la hermosura mostraría
de mi locura, el dolor.
Orgulloso templo de conjuros
Mágica malevolencia de este amor puro
Todo el sol con intencionadas flechas
nos devora en los hirientes ecos del río
Y se mecen las almas sin remilgos...
Se aman, enloquecen...
formando un istmo.
Plena, idólatra y de noble intención
mejoraría con madreperlas esta ilusión.
En el Olimpo de esta vida sigo
quitándole vendajes a las estrellas
que rumian amaneceres de huida.
Disparada poción
de nuestra entrega
como un roble, fuerte , me obtuviste
Placeroso daño que devora
la virtuosa lengua en versos tristes
Y hoy disparas engañoso tus ideas:
de la tierra, las gemas y la magia.
Sofocada dama joven, hechicera...
Yo así a tus mares desciendo con mi diadema.
Copyright (C) Nora M. Peralta 2003-2009 Norah Perlatt by Nora M. Peralta-Luis Guillón,Buenos Aires,Argentina.
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